Si alguien totalmente ajeno a la política europea, o sea casi cualquier persona, lee las conclusiones del último Consejo Europeo podría pensar que la mayoría de los países de la Unión Europea están gobernados por la extrema derecha. Las propuestas acordadas en aquella reunión en materia migratoria son la política que Meloni y Orbán quieren, pero consensuada y aprobada por los 27 Estados miembro, por todos.
Vamos a hacer un pequeño repaso de lo que se acordó esos días en Bruselas:
Fortalecer y acelerar los acuerdos de Frontex con terceros países: más externalización de fronteras. Se ponen los recursos europeos para que ningún Estado miembro tenga que gestionar en sus fronteras o en su territorio la vergüenza de la política migratoria.
Los "terceros países seguros". Se pide a la Agencia de Asilo que facilite orientaciones para aumentar el uso de los conceptos de terceros países seguros y países de origen seguros. Se invita a los Estados miembros a hacer uso de esta orientación, con el objetivo de que exista una lista común de la UE sobre países seguros.
Este es realmente el plan, hacer que las solicitudes de asilo no se estudien adecuadamente y se puedan rechazar de manera casi automática en los procedimientos en frontera basándose en este concepto de "tercer país seguro", sin entrar a valorar la situación concreta de la persona que solicita protección internacional en cada caso. Esto, lo que supone es la negación del derecho a asilo, que como sabemos es una obligación establecida por el derecho internacional. Recientemente hemos sabido que la Comisión va a iniciar un proyecto piloto en Bulgaria de procedimientos fronterizos basados en el concepto de tercer país seguro, lo que no es comprensible, ya que eso significa que se basaría en que Turquía es un tercer país seguro, mientras que esto no ha funcionado en Grecia con la no readmisión de Turquía.
Se van a destinar fondos europeos al control fronterizo. Este es uno de los debates más candentes del momento en lo que a migración se refiere y en el que no parece haber consenso, de momento. Algunos países, mayoritariamente gobernados por la extrema derecha, abogan por que se levanten vallas y muros con dinero europeo. Otros, como España o Alemania, o la propia Comisión Europea no parecen estar de acuerdo con esto. De momento se ha conseguido que el Consejo no acepte financiar estas barreras físicas con dinero de todos y todas las europeas. Sin embargo, si se va a pagar otras formas de vigilancia fronteriza, mucho más basadas en sistemas de inteligencia, videovigilancia, etc.
Creo que no debemos llevarnos a engaño con las intenciones de estos países o de la Comisión, no es que sean partidarios de una política migratoria más humana y que cause menos sufrimiento; al fin y al cabo la política migratoria de la UE no se ha vuelto tan agresiva de repente, siempre ha sido muy deshumanizante y violenta. Seguramente la negativa a esto tiene que ver con la eficiencia y eficacia de la vigilancia fronteriza. Una valla no persuade, quien tiene la necesidad saltará en cualquier caso. Sin embargo, un sistema basado en drones y teconología es más eficaz, como defiende Gil Arias ex director general de Frontex[1].
Austria encabezaba la petición para reforzar una valla entre Bulgaria y Turquía, con un coste de unos 2.000 millones de euros. Este paso aún no se ha dado, pero es de las pocas cesiones que quedan por hacer.
La Unión Europea quiere darle un acelerón al Pacto de Migración y Asilo, una propuesta que la Comisión planteó en 2020 y que se encuentra dando sus últimos pasos, previsiblemente, en el Parlamento Europeo. En ella se establece el procedimiento de asilo en frontera. Esto es que cuando alguien llegue a la frontera exterior de la UE podrá presentar su solicitud de asilo o de protección internacional en la propia frontera, y en un proceso acelerado se decidirá si puede recibir dicha protección o no. Otra de las propuestas de este Pacto tiene que ver con la recopilación de datos e información, el conocido como screening: se trata de controles de identidad, salud y seguridad, toma de huellas dactilares y registro en una base de datos a nivel europea llamada Eurodac. Esto se aplicará a los nacionales de terceros Estados que crucen la frontera exterior sin autorización o que ya se encuentre en territorio europeo. Este sistema servirá para determinar qué procedimiento es aplicable.
La cantidad de información que se va a manejar si finalmente este pacto se aprueba, junto a la cantidad de avances tecnológicos que se van a implementar para el control fronterizo, muchos de ellos de carácter militar, o al menos que puedan tener una aplicación en el campo militar, nos lleva a pensar algo que las organizaciones sociales llevan denunciando años: el negocio que hay detrás de la política migratoria.
151.417 personas llegaron de forma irregular a la Unión Europea en 2021[2], se trata de un porcentaje de la población bajísimo. Entonces, ¿por qué destinar tantísimos recursos y dinero al control fronterizo? La securitización, la militarización de fronteras, el hecho de que Frontex no pare de ver crecer su presupuesto, detrás de todo esto hay empresas que se están lucrando enormemente del inmenso negocio de las migraciones[3]. Existe una maraña enorme que hace prácticamente imposible seguir el rastro del dinero y saber quién, con nombres y apellidos, están haciendo caja con todo esto, con el dolor humano. Además, la UE está destinando mucho dinero a la investigación e implementación de sistemas de control, vigilancia y seguridad. Esta inversión se hace a través del programa Horizon Europe, entre otros, que cuenta con un presupuesto de 95.500 millones de euros para el período presupuestario 2021-2027, de los cuales una gran parte se destinan al desarrollo de herramientas y tecnología para el control migratorio. En total, se calcula que la UE, en su rol de proveedor de seguridad y defensa destina unos 30.000 millones de euros a migración y control de fronteras.
Si unimos esto a la batalla ideológica que la extrema derecha libra en torno a la migración, tenemos un cóctel explosivo de racismo e intereses económicos que nos lleva a ser muy pesimistas en lo que el futuro nos depara en este ámbito.
En julio empieza el turno de España, que presidirá la UE los siguientes seis meses. Es el momento de que seamos vanguardia de nuevo en lo que a derechos se refiere. El país que avanza en derechos feministas, LGBTIQ o en derechos de los trabajadores, no debe quedarse atrás en políticas antirracistas y en garantizar los derechos humanos y fundamentales de todo el mundo, población extranjera incluida. Es muy probable que el pacto de asilo, del que hablaba más arriba en este artículo, se pueda aprobar durante la Presidencia española y todo apunta a que no va a ser un paquete legislativo muy progresista. Por eso tenemos en nuestra mano la oportunidad de dar un giro y empezar a pensar y a poner en marcha otro tipo de política migratoria, aquella en la que el derecho a asilo esté garantizado y en la que existan vías legales y seguras para que nadie tenga que perder su vida. Tenemos la oportunidad de que Meloni y Orbán dejen de controlar el Consejo Europeo. Aprovechémosla.
Irene García Durán (@IreneGarDur) es experta en Cooperación Internacional, migraciones y DD. HH., asesora política para la delegación de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo y responsable de redes de activistas de Izquierda Unida.
Notas
[1] Martín, Maria. Ayuso, Silvia. Clemente, Yolanda. (20 febrero 2023). Las vallas dividen a Europa: radiografía de los muros con los que la UE trata de contener la migración irregular. El País. Recuperado de: https://elpais.com/internacional/2023-02-20/las-vallas-dividen-a-europa-radiografia-de-los-muros-con-los-que-la-ue-trata-de-contener-la-migracion-irregular.html?event_log=oklogin
[2] Organización Internacional para las Migraciones (2022): https://dtm.iom.int/europe/arrivals
[3] Redacción El Salto. (3 de julio 2020). Industria de control migratorio: un negocio de lucrativa sobredimensión. El Salto. Recuperado de: https://www.elsaltodiario.com/migracion/industria-migratoria-negocio-lucrativo-sobredimension
Fotografía de Dabid Sánchez.
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