La educación obligatoria debería ser inclusiva y equitativa, si se quiere que la sociedad interiorice estos principios, pues por ella pasamos todos los ciudadanos. En el caso de la ciencia, la educación científica debería ser equitativa e inclusiva si queremos transmitir esas ideas sobre la ciencia a todos los ciudadanos.
La responsabilidad de la educación científica en las aulas, y de cómo esta se lleva a cabo, recae principalmente en el profesorado. Este, sin embargo, no siempre es consciente de hasta qué punto tiene en sus manos la educación científica de toda la sociedad. Especialmente el profesorado de etapas educativas obligatorias, como es la ESO.
Para que el profesorado de ámbito científico de la ESO transmita equidad, debería tener conocimiento sobre las aportaciones que han hecho las mujeres a la ciencia. Por tanto, las preguntas que surgen son: ¿tiene el profesorado conocimiento de las aportaciones de las mujeres a la ciencia? y ¿cree que podría ser positivo para el aprendizaje y motivación de su alumnado?
Formación del profesorado de ESO
Es importante en este punto reconocer cómo es la formación que recibe el profesorado especialista, principalmente formado en conocimiento especializado de las áreas de ámbito científico: matemáticas, física, química, biología, geología, o, en algunos casos, algún estudio más aplicado de las ramas de ingeniería.
Esta educación científica es sobre todo positivista, centrada en los contenidos, como si hubieran sido obtenidos fuera de todo contexto económico, social, político y humano.
Algunas autoras reconocen que la educación científica CTIM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), tanto en las carreras como en el máster de profesorado de educación secundaria, adolece de:
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Visión androcéntrica y tradicional al respecto del género.
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Actividad científica dominada por los hombres.
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Invisibilización habitual de la participación y el pensamiento de las mujeres.
Nuestra investigación se realizó con una muestra de conveniencia, consistente en los 164 participantes (de los cuales 114 eran mujeres) en un curso de formación continua titulado Experimentos de laboratorio de física y química, Educación Secundaria, ofrecido por el Centro Regional de Formación del Profesorado de Castilla La Mancha en los cursos 18–19 y 19–20.
En el material del curso, incluimos en los guiones una sección "Sabías que…", en la que se incluía información histórica sobre alguna científica. Esta científica podía ser coetánea del científico más relacionado con el contenido que se trataba, o relacionada con dicho contenido científico, aunque la científica fuera de otra época, para presentarla enclavada en el mismo contexto socio–científico.
Esta información no es fácil de localizar, y disponer de fuentes como el blog Mujeres con ciencia es de mucha ayuda.
En cada provincia de las cinco de la región se desarrollaron dos sesiones presenciales, dedicadas una a la física y otra a la química. En esas sesiones se pasaron las preguntas que se ven en la tabla siguiente, con las opciones de respuesta que en ella pueden verse.
Los resultados que se obtuvieron se muestran resumidos en el gráfico de la figura 4.
Como se ve, los participantes indicaron lo siguiente:
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Solo un 5 % conoce la contribución de más de 6 mujeres a la ciencia.
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Un 12 % de participantes indicó no conocer a ninguna mujer científica.
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Las científicas más conocidas por los y las participantes fueron Marie Curie (148) y Rosalind Franklin (125).
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En el caso de las científicas españolas, casi el 80 % no conoce a ninguna, y el 12 % conoce menos de 3.
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Entre las científicas españolas la más conocida es Margarita Salas (105)
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El 98 % reconoció que no había nombrado nunca a ninguna mujer al tratar contenidos de su clase CTIM (STEM en inglés). Sin embargo, el 100 % consideró que tendría aportaciones positivas el hacerlo.
¿Quién tiene la culpa?
Pero, ¿es responsable el profesorado? Es importante que este tome conciencia de su responsabilidad en las futuras elecciones de estudios o carreras profesionales de su alumnado. Pero también de cómo ha sido su formación científica en su etapa de alumno, pues en su etapa de estudiante ha estado expuesto a una educación científica no igualitaria.
El profesorado de ciencias y matemáticas de secundaria recibe una formación inicial de especialista, planteada tradicionalmente de manera dicotómica (ciencias/letras) y no es abundante la oferta formativa con una visión social de estas materias CTIM.
No obstante, en los últimos años se han realizado algunas acciones que impulsan la equidad y insuflan esperanza en que esta situación pueda revertirse. Algunos ejemplos son la inclusión de asignaturas como Cultura científica, o Ciencias para el mundo contemporáneo, aunque no palían la formación de experto científico dado que están ausentes en los programas de formación inicial del profesorado CTIM.
Y otro ejemplo es la formación que puede adquirirse a título personal como la formación ofrecida por la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Como medidas paliativas, se propone la promoción por parte del profesorado, y de los responsables de la formación continua del mismo en el área científico–matemática (CTIM) de un relato histórico científico y equitativo. Para la construcción de ese relato es necesario disponer de recursos para consultar, y contribuyen de manera positiva los materiales elaborados en la cátedra de cultura científica de la Universidad del País Vasco al respecto de la mujer en la ciencia.
Este artículo se publicó originariamente en mujeresconciencia a partir de nuestra investigación.
Raquel Fernández Cézar es miembro del grupo Mirada Crítica, que recibe fondos de la Universidad de Castilla La Mancha a través de la financiación a grupos de investigación cofinanciada por el Fondo Europeo para el Desarrollo Regional con código 2021-GRIN-31088.
Raquel Fernández Cézar, Profesora e Investigadora en Educación STEM, Universidad de Castilla-La Mancha * Pots llegir-ho per qué la font i Crònica som Creative Commons
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