Se cumple el primer aniversario del “Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal”. Hospital polémico y controvertido, construido en mitad de una pandemia con unos procedimientos poco transparentes y un gasto total aproximado de 170 millones de euros. Al margen de la propaganda política y la oposición acérrima, ¿qué más se puede analizar de este edificio desde el punto de vista arquitectónico? ¿Querría la enfermera Zendal trabajar hoy en su hospital?
Pongámonos para empezar en contexto. La enfermera Isabel Zendal fue la primera mujer que participó en una expedición sanitaria internacional a principios del siglo XIX. Su misión consistió en mantener viva la cadena de vacunación, cuidando a bordo de los niños huérfanos que portaban el antídoto contra la viruela hasta llegar a territorios de ultramar.
Zendal fue ignorada por la historia como tantas otras mujeres, hasta que el 1 de diciembre de 2020, la presidenta de la Comunidad de Madrid la “puso en el mapa”.
¿En qué consiste un hospital en la actualidad?
En cuanto al concepto de hospital, el término se ha utilizado a lo largo de la historia para identificar edificios muy distintos. Desde los hospitales militares del imperio romano, pasando por las salas de los monasterios durante la edad medieval hasta llegar a los modelos monobloque, polibloque o base torre que protagonizaron su diseño en el siglo XX.
Sin embargo, en la actualidad, e independientemente de su forma, un hospital se organiza en torno a cinco áreas principales.
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Área ambulatoria, que incluye las consultas externas, los hospitales de día, las exploraciones funcionales, la diálisis y la rehabilitación.
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Área de hospitalización, con unidades diferenciadas por edades de pacientes o patologías (como pediatría, oncología, psiquiatría o maternidad).
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Área de tratamiento y diagnóstico, donde se encuentran los paritorios, quirófanos y el diagnóstico por imagen entre otros.
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Área de docencia e investigación.
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Área de servicios generales, que da apoyo logístico a todas las actividades no clínicas como cocina, ropa o basuras.
Zendal, hospital pabellonario
El edificio del Zendal, diseñado por los estudios de arquitectura Chile 15 Arquitectos, Árgola Arquitectos y EACSN, hereda la estructura en pabellones del recinto ferial del IFEMA tras su reconfiguración en hospital temporal durante la primavera del 2020. Además de los pabellones del IFEMA, el Zendal utiliza una tipología similar a la del hospital pabellonario del siglo XIX.
El hospital pabellonario surgió como respuesta a las altas tasas de mortalidad hospitalaria de los hospitales medievales (en torno a uno de cada cuatro pacientes fallecía no por su enfermedad sino por la que había contraído por estar en el hospital). Este modelo consistía en diseñar pabellones rectangulares donde las camas de los pacientes se distribuían en hileras para maximizar la exposición solar y la ventilación natural cruzada.
Este diseño se extendió de manera internacional gracias a la labor de divulgación de la enfermera inglesa Florence Nightingale al publicar un libro donde recogía una serie de buenas prácticas y mejoras higiénicas para los diseños de los hospitales.
Al analizar la planta arquitectónica del Zendal, se observa que, como en el hospital pabellonario, predomina el área ocupada por las camas de pacientes. Sin embargo, mientras que en el modelo pabellonario los pacientes tienen acceso a las ventanas, en el Zendal se opta por compactar hasta veinticuatro salas de ocho pacientes cada una, en un mismo hangar.
Esta distribución limita extremadamente las condiciones ambientales de su espacio interior, donde los pacientes se ven privados de iluminación natural y vistas al exterior y además se les obliga a compartir los olores y ruidos de sus compañeros/as, ignorando por completo su derecho a la intimidad.
Está claro que, aunque esta distribución pueda resultar flexible y versátil para recintos feriales, no parece la más adecuada para atender a pacientes.
Las necesidades y demandas de la población actual se han traducido en el diseño de hospitales con una reducción del área hospitalaria, un aumento del área ambulatoria y la descentralización del área de tratamiento y diagnóstico. Sin embargo, el hospital Zendal se ha diseñado como un edificio anacrónico, donde predomina la cama en toda su superficie y en el que no se ha previsto el área ambulatoria ni de tratamiento y diagnóstico.
Planificación vs. improvisación
Para analizar un hospital de infecciosos, podríamos viajar a Malmö en Suecia. Allí se encuentra el “Skånes universitetssjukhus”, cuyo departamento para enfermedades infecciosas fue diseñado por “LINK Arkitektur” junto con “Tage Møller Arkitektbyrå AB” e inaugurado el año 2011.
Sin pretender idealizar el diseño escandinavo, el principal atractivo de este edificio no es ni su forma circular ni el colorido de la fachada. Este hospital responde a las enfermedades infecciosas con dos estrategias principales.
La primera de ellas es la de separar drásticamente los recorridos de pacientes de los recorridos del personal. Mientras que los pacientes infecciosos acceden a las habitaciones por unos ascensores restringidos y una circulación perimetral abierta al exterior, la circulación del personal del hospital se produce por el interior del edificio.
La segunda estrategia consiste en crear antesalas a la habitación del paciente, tanto desde la circulación exterior (de pacientes y acompañantes) como desde la interior (para personal sanitario y no sanitario). Estas antesalas funcionan como un espacio de filtro donde poder colocarse los equipos de protección individual (EPI) y forzar a la higiene de manos.
Durante la pandemia del coronavirus, estudios de arquitectura e ingeniería de todo el mundo se han esforzado en proponer diseños alternativos para aumentar la capacidad de la asistencia sanitaria.
Ejemplos de estos han sido los hospitales de campaña, hospitales hinchables o edificios polivalentes junto a hospitales existentes. También se han adaptado otro tipo de edificios convertidos en hospitales provisionales. Es evidente que la incertidumbre y la velocidad de una pandemia no permiten planificar la dimensión ni del problema ni de su respuesta.
Pero no es el caso del Zendal, que frente al resto de estrategias efímeras pretende dar una respuesta permanente a un problema temporal sin la necesaria planificación.
¿Qué opinaría hoy la enfermera Zendal?
Qué duda cabe que ante una pandemia, la enfermera Zendal hubiese accedido a trabajar en su hospital como en cualquier otro tipo de instalación. El personal de enfermería, como todo el personal sanitario y no sanitario del Sistema Nacional de Salud, ha demostrado sobradamente su profesionalidad y dedicación para el cuidado de los demás.
Mientras, el futuro del Zendal sigue siendo incierto y quizás se reconvierta en un centro de rehabilitación, una ampliación del IFEMA o incluso funcione mejor como un centro logístico.
Igual la pregunta que deberíamos hacernos es por qué centrarnos en un pabellón tan mediatizado en lugar de averiguar cómo se han adaptado los centros de atención primaria, los hospitales y otros edificios polivalentes para mantener y duplicar su capacidad durante la pandemia.
Ha llegado el momento de la reflexión para promover la investigación en arquitectura sanitaria y evaluar qué estrategias se deben implementar para mejorar el diseño de nuestros centros sanitarios. Quizás así, la próxima vez que un político quiera firmar una obra faraónica decida construir una pirámide en lugar de desatar polémicas con un edificio con tantas exigencias como un hospital.
Laura Cambra Rufino ha recibido fondos del programa de “Ayudas para la formación de profesorado universitario” Ministerio de Educación Cultura y Deporte (FPU15/02660).
Laura Cambra Rufino, Investigadora postdoctoral y Dra. Arquitecta EDAC., Universidad Politécnica de Madrid (UPM) * Creative Commons que republiquen pel seu interès
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