La sororidad es clave porque las mujeres cambiamos la forma de mirarnos entre nosotras y con las mujeres que nos rodean, desde el respeto, el cuidado mutuo, creando redes para cambiar las estructuras de poder.
Si somos la mitad, queremos serlo en todo, en la sociedad, en el trabajo, en el salario, en la promoción social, en la consideración y en todos los derechos, no solo sobre el papel. Pero primero hay que parar esto. NI UNA MENOS. Parar la violencia machista, diciendo basta de un modo que a todas nos conmueve: “ni una menos”, porque es inaceptable seguir contando mujeres maltratadas, asesinadas y marginadas por el hecho de ser mujeres. Sororidad.
La violencia machista tiene su manifestación extrema en la violación y el asesinato. Pero antes de llegar a esto, hay una violencia silenciada que sostiene todo el sistema de dominación. La violencia tiene muchas formas: verbal, sexual, simbólica, física, emocional, psicológica, económica, patrimonial... Y es necesario que las nombremos. No para caer en el victimismo o el dramatismo. No. Porque nombrar las violencias, poner ejemplos y sensibilizar a la sociedad, es la única manera de prevenirlas y erradicarlas. Si no somos capaces de señalar los comportamientos machistas, vengan de donde vengan, seguiremos perpetuándolos como hemos hecho hasta ahora.
Este movimiento tiene una larga trayectoria y somos conscientes de que la lucha por la liberación de la mujer será la más larga de las luchas. La perspectiva de género no se va a aplicar sin nuestra presencia. Ser feminista, es nuestro modo de ser personas.
El 8M solo es un día, pero nuestro empuje es para todos los días. En Esquerra Unida queremos hacerlo y contamos contigo.
“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.”
Rosa Luxemburgo
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