Los expertos fijan el final de este espacio de 4'8 hectáreas en el año 700
Un estudio de un grupo de investigadores ha revelado que el yacimiento arqueológico de València la Vella, ubicado en el término de Riba-roja de Túria, se fundó en el año 550 por parte del rey Leovigildo por su ubicación estratégica en la época. Esta conclusión ha sido posible gracias a las aportaciones que se han desprendido a partir de las numerosas cerámicas halladas en el pasado mes de julio en este enclave.
Un estudio de un grupo de investigadores ha revelado que el yacimiento arqueológico de València la Vella, ubicado en el término de Riba-roja de Túria, se fundó en el año 550 por parte del rey Leovigildo por su ubicación estratégica en la época. Esta conclusión ha sido posible gracias a las aportaciones que se han desprendido a partir de las numerosas cerámicas halladas en el pasado mes de julio en este enclave.
Los hallazgos recientes forman parte del "II Curso de arqueología cristina y visigoda en València la Vella" que se lleva a cabo entre el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, el área de Cultura de la Diputación de València y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica, dirigido por un equipo de investigadores formado por Josep Maria Macias, Albert Ribera y Miquel Rosselló.
Además, a los hallazgos de este verano cabe añadir los del pasado año cuando aparecieron tres torres de la antigua muralla y diversas ánforas procedentes de Ibiza, el mar Egeo y Túnez, facilitado por el uso de un georradar, que permitió descubrir otras partes del antiguo yacimiento como una gran plaza en la parte baja, varios muros y numeroso material y objetos de la antigua fortificación. Las ánforas se utilizaban para la importación de vino y aceite.
Los investigadores consideran que la fecha de creación del yacimiento se remontaría al año 550 y su final lo datan alrededor del año 700, una fecha que coincide en el tiempo con la llegada de los musulmanes en el 713, gracias a los hallazgos localizados en la edición de este verano por parte de los participantes en el encuentro. La función de este yacimiento tendría un carácter militar, basado en el centro fortificado que se construyó originariamente, asentado sobre un área de 4'8 hectáreas de extensión, y que cumpliría tanto las facetas defensiva como de expansión, "un asentamiento visigodo de importancia estratégica del tipo de una ciudad de nueva planta para controlar directamente un territorio periférico de reciente adquisición por parte del reino visigodo".
Los expertos engloban la creación del centro en el año 550, en plena época de crisis del reino visigodo entre los año 550 y 570, en el contexto de la guerra civil entre los reyes Agila y Atanagildo, la ocupación bizantina del sudeste de la península y la reacción posterior del rey Leovigildo que permitió superar la crisis y también puso las bases de un reino fuerte y consolidado.
Los alrededores de la ciudad de València formaban parte de una frontera militarizada en la que se vislumbró la contienda entre los visigodos y los bizantinos hasta la expulsión de estos último, de ahí la importancia estratégica de este asentamiento de Riba-roja de Túria, incluido el cautiverio de su hijo rebelde Hermenegildo y, además, albergar la sede del obispo arriano hasta el 589, cuando se convirtieron al catolicismo.
Por último, los hallazgos de este año constatan que el final de València la Vella no se debió al poder de destrucción de sus oponentes sino al lento abandono que tuvo lugar entre finales del siglo VII e inicios del VIII, lo que supone contradecir la creencia de que finalizó 50 años antes. Estos hechos permiten deducir que València la Vella y el palacio del Pla de Nadal, también de época visigoda, se sucedieron el uno al otro sin coincidencias temporales.
En las cinco hectáreas que forman el asentamiento es posible localizar las delimitaciones espaciales en las estaban dividido, como las estancias religiosas (iglesias y capillas), los resortes civiles de poder (palacio), las área de producción (almacenes y zona artesanal) y, por último, las residencias y viviendas de sus habitantes, cuyo futuro se completará en futuras ediciones con nuevas prospecciones geofísicas a partir de los restos hallados hasta el momento.
El alcalde de Riba-roja de Túria, Robert Raga, ha agradecido "el excelente trabajo que durante estos dos años han realizado de forma encomiable y eficaz los investigadores, los expertos y los estudiantes que han participado en este proyecto y que nos permite conocer con mayor profundidad nuestras raíces históricas, al tiempo que constituimos un reclamo turístico importante como fuente de riqueza para la localidad".
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