Uno de los consensos más repetidos en Podemos al abrirse los debates de Vistalegre 2 es la necesidad de que los debates sean fraternales, que sean realmente debates entre compañeros y compañeras, no un ‘campo de batalla‘ sino la construcción colectiva del mejor Podemos para conseguir el cambio en el país.
Ello no se traduce sólo en que tengamos formas amables en el debate que huyan del menosprecio y la caricatura de quien no comparte todo con uno y que entiendan que discrepar, no compartir posiciones e incluso competir en procesos democráticos no sitúa a nadie como enemigo, rebelde, desleal ni ninguno de esos epítetos con los que los enemigos de Podemos quieren que nos miremos. Esa predisposición ética es necesaria pero no suficiente.
La votación que se abre hoy sobre cómo sea Vistalegre 2 también sitúa el marco de las relaciones entre compañeros tanto al diseñar cómo se relaciona el voto de la gente con los órganos de dirección (sistema electoral más o menos proporcional) como al plantear la relación entre documentos y dirección elegida. Lejos de ser cuestiones burocráticas son cuestiones políticas claves que explican cómo entendemos la pluralidad de Podemos y a partir de ahí cómo construiremos el partido que va a devolver el país a la gente.
Uno puede entender la defensa instrumental de un sistema mayoritario (explícito como en Vistalegre I o disimulado como el llamado DesBorda) si se considera que las diferencias entre compañeros son tan abismales que es imprescindible una mayoría clara porque el mestizaje es imposible. Observé Vistalegre I desde fuera de Podemos pero entonces consideraba un error el sistema elegido, que de facto excluía a Anticapitalistas por dos cosas: primero porque incluso desde la discrepancia (no sideral, sino la sutil discrepancia que puede haber entre compañeros que comparten lo sustancial) es evidente que Anticapitalistas es una parte esencial del proyecto de Podemos y no sólo no debe ser excluida sino que su peso en Podemos debe ser su peso en la dirección de Podemos porque eso hace mejor y más fuerte a Podemos; en segundo lugar porque arrinconar a una parte (Anticapitalistas en ese caso) lo que consigue no es diluir esa parte sino consolidarla como una suerte de oposición interna cohesionada: precisamente lo que todo el mundo dice querer evitar en el Podemos que salga de Vistalegre 2.
Por eso creo que es fundamental que se apueste por un sistema que dé a cada posición política el peso orgánico que tenga entre los inscritos. Por eso me parece un error el sesgo mayoritario de la propuesta presentada por Pablo Echenique, me parece una pena que no haya sido posible el acuerdo entre las propuestas de Recuperar la ilusión y Podemos en movimiento y espero que ello no lleve a una división de voto que evite que un sistema proporcional aunque éste fuera una preferencia mayoritaria.
También creo que define bastante cómo consideramos la pluralidad interna en Podemos la forma de votar documentos y dirección. El argumento dado para vincular documentos a una candidatura de personas apela a la necesidad de que una dirección tenga que estar cómodacon la política aprobada. Esto es lo que sucede en las elecciones generales, en las que votas a una gente que llega con el programa electoral debajo del brazo. Obviamente no tendría sentido que Pablo Iglesias fuera presidente con el programa de Rajoy porque defienden proyectos políticos contrapuestos, uno para devolver el país a nuestro pueblo y otro para robárselo y ponerlo al servicio de las élites. Pero esas no son las diferencias que hay en Podemos. Si consideramos, de nuevo, la pluralidad de forma fraterna y entre compañeros convendremos que es imposible que un proyecto político mayoritario entre nuestra gente sea incompatible con ninguno de nuestros futuros dirigentes. Además, de nuevo, si aspiramos a una dirección plural en la que estén representadas las distintas posiciones que hay en Podemos necesariamente en esa dirección habrá gente con distintas posiciones: o seguimos instalados en el todo o nada, conmigo o contra mí y en la lógica representativa o asumimos con compañerismo el ‘mandar obedeciendo’, esto es, que no necesariamente se gobierne desde la pura voluntad del dirigente sino que éste se somete a la voluntad colectiva, que, además, no resultará antagónica entre compañeros y compañeras.
Por estas razones, entre otras, la votación que se abre hoy es importantísima, pues marca la lógica de la diversidad con la que se gobernará Podemos y con la que se dirigirá Podemos al país.
Por estas y otras razones votaré la propuesta de Recuperar la ilusión
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