No voy a entrar ahora en más detalles pero sí me interesa constatar que tanto UP como el PSOE, por centrarme en las principales fuerzas de la izquierda, no han sido capaces de hacer derivar y expresar una posición clara y ligada a políticas concretas que afecten a la ciudadanía.
Siempre he considerado muy pobre la identificación de la nueva política con las primarias, los referéndums por Internet, la transparencia en las cuentas, la rotación en los cargos, la limitación de sueldos o la supresión de los aforamientos. Son cosas importantísimas pero, aún añadiéndoles las mejoras en los mecanismos de transparencia y participación ciudadana, son insuficientes.
Una parte esencial de la renovación de la política consiste en cambiar la relación entre los partidos y la ciudadanía, cambiar la manera como los partidos nos dirigimos a ella, cambiar la manera como ejercemos nuestra función de representación y cambiar la manera como servimos a la ciudadanía y nos comprometemos con ella a cambio de su voto.
Cuando en el 15M se gritaba "no nos representan" se hacía referencia precisamente a esto: a la distancia entre los partidos y la ciudadanía, a nuestra falta de implicación en sus problemas cotidianos, a nuestra "lógica política" que no se corresponde con la lógica ciudadana, a que perdemos demasiado tiempo hablando de lo buenos que somos (y de lo malos que son los demás) y poco tiempo para hablar de los problemas reales que afectan a la ciudadanía. Y en estos temas, basta echarle un ojo al último debate de investidura, los avances han sido insignificantes.
Por eso no hay cambios significativos en la movilización ciudadana ni en la valoración de los partidos ni en la esperanza de un cambio a corto plazo
La "nueva política" implica cercanía y empatía con la ciudadanía a la que queremos servir; significa honestidad intelectual y coherencia ideológica; significa sinceridad y capacidad de reconocer los propios errores y fracasos. Y también significa – y esto es lo más importante – poner la defensa de sectores sociales a los que decimos representar por encima de los intereses partidistas, por encima de la voluntad de arreglar conflictos internos o por encima de competir mejor con los otros partidos.
Sé que alguno encontrará todo esto un recetario monjil y poco realista. Pero, a la vista de cómo nos van las cosas, quizás deberíamos intentar llevarlo a la práctica. Rajoy puede ser Presidente de Gobierno sobre la base del cansancio y la resignación, pero no va a haber nunca cambios radicales en lo político y lo social sobre esta base. La izquierda necesita ser creíble para convencer, convencer para movilizar e ilusionar y movilizar e ilusionar para algún día cambiar las cosas.
Una parte esencial de la renovación de la política consiste en cambiar la relación entre los partidos y la ciudadanía, cambiar la manera como los partidos nos dirigimos a ella, cambiar la manera como ejercemos nuestra función de representación y cambiar la manera como servimos a la ciudadanía y nos comprometemos con ella a cambio de su voto.
Cuando en el 15M se gritaba "no nos representan" se hacía referencia precisamente a esto: a la distancia entre los partidos y la ciudadanía, a nuestra falta de implicación en sus problemas cotidianos, a nuestra "lógica política" que no se corresponde con la lógica ciudadana, a que perdemos demasiado tiempo hablando de lo buenos que somos (y de lo malos que son los demás) y poco tiempo para hablar de los problemas reales que afectan a la ciudadanía. Y en estos temas, basta echarle un ojo al último debate de investidura, los avances han sido insignificantes.
Por eso no hay cambios significativos en la movilización ciudadana ni en la valoración de los partidos ni en la esperanza de un cambio a corto plazo
La "nueva política" implica cercanía y empatía con la ciudadanía a la que queremos servir; significa honestidad intelectual y coherencia ideológica; significa sinceridad y capacidad de reconocer los propios errores y fracasos. Y también significa – y esto es lo más importante – poner la defensa de sectores sociales a los que decimos representar por encima de los intereses partidistas, por encima de la voluntad de arreglar conflictos internos o por encima de competir mejor con los otros partidos.
Sé que alguno encontrará todo esto un recetario monjil y poco realista. Pero, a la vista de cómo nos van las cosas, quizás deberíamos intentar llevarlo a la práctica. Rajoy puede ser Presidente de Gobierno sobre la base del cansancio y la resignación, pero no va a haber nunca cambios radicales en lo político y lo social sobre esta base. La izquierda necesita ser creíble para convencer, convencer para movilizar e ilusionar y movilizar e ilusionar para algún día cambiar las cosas.
La pena es que, como decía más arriba, el pasado debate de investidura – que retomo a título de ejemplo – nos ha demostrado el largo camino que aún nos queda por recorrer
No voy a entrar en detalles y menos después de la lectura de los periódicos de esta mañana. Las posiciones de los principales partidos (con la excepción, quizás, del PP) se ha convertido un "imbroglio" inextricable en el que los portavoces dicen y se desdicen en cuestión de horas, apuntan, matizan, amagan y se lanzan propuestas de acuerdo con la misma facilidad que se agreden entre sí
Las crónicas políticas se han convertido en crónicas del corazón en las que la ciudadanía, todo lo más, juega un papel de figurante perdido en el fondo de la escena. Se sostienen triples nos imposibles, se dan titulares sobre posibles salidas en los pasillos, se insulta a quien, a continuación, se le reclaman apoyos o acuerdos y se improvisan fórmulas de gobierno como globos sonda o como maneras de salir del paso de las que incluso los miembros de las direcciones de los partidos nos enteramos por la prensa.
No voy a entrar ahora en más detalles pero sí me interesa constatar que tanto UP como el PSOE, por centrarme en las principales fuerzas de la izquierda, no han sido capaces de hacer derivar y expresar una posición clara y ligada a políticas concretas que afecten a la ciudadanía. Una demostración manifiesta de que estamos en la lógica de la esgrima partidista y no en la lógica de la nueva política.
* Grosske utiliza un blog para publicar cotidianamente su opinión sobre los aspectos políticos que acontecen.
* Crónica agradece al autor poder compartir su opinión con nuestros lectores
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