El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha anunciado este jueves su dimisión y ha emplazado al país a unas nuevas elecciones parlamentarias que todo parece indicar que serán este próximo mes de septiembre.
Hoy mismo, también, Grecia ha pagado al Banco Central Europeo los 3.200 millones de euros (por el rendimiento) del bono a cinco años, sus intereses (200 millones) y los 7.160 millones de euros del préstamo puente del pasado mes de julio.
El pago a la entidad monetaria coincide con el primer desembolso del tercer rescate, después de que ayer el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) diese luz verde a la concesión de un tramo de 26.000 millones de euros. De éstos, 10.000 millones de euros serán transferidos a una cuenta especial del MEDE en Luxemburgo para la recapitalización y liquidación de bancos. Otros 13.000 millones servirán para hacer frente a las devoluciones de préstamos y saldar las facturas domésticas atrasadas. Los 3.000 millones de euros restantes se desembolsarán no más tarde del 30 de noviembre, según el MEDE, en uno o dos tramos, sujetos a la implementación por parte de Grecia de medidas claves.
Con lo cual, para quien no lo quiera ver, el dinero de los rescates sólo sirve para pagar deudas pero no para mejorar la economía griega. A cambio, Grecia deberá implementar duros ajustes en apartados como las pensiones, el IVA o las privatizaciones, recortes equivalentes a entre el 4 % y el 5 % del PIB.
Para vigilar que las reformas se implantan, habrá evaluaciones cada tres meses -la primera de ellas el próximo octubre. De ello dependerá que Grecia consiga arrancar a las instituciones europeas la promesa de valorar la reestructuración de su deuda.
Independientemente del fracaso de Tsipras como político al presentar su dimisión 7 meses después de haber tomado posesión de su cargo y con la pérdida del apoyo de una parte importante de su partido, su dimisión nos plantea algunos interrogantes. A saber: ¿Es posible mejorar la situación de los ciudadanos y luchar contra los recortes de la crisis dentro de la estructura del euro y de las instituciones de esta Europa? ¿Es posible plantear otros sistemas económicos con la estructura de Europa dirigida por Merkel que ahora tenemos? ¿Un político periférico puede hacer otra cosa que portarse bien según los mandatos de Alemania?
Y, también, nos desvela algunas de las trampas del sistema: ¿El funcionamiento de los partidos en estas democracias sirve para algo más que para afianzar el propio sistema? ¿Cómo se puede obligar a los políticos a cumplir sus promesas? ¿Cómo se puede controlar a los que dominan el sistema (oligopolios, capital financiero, castas diversas…) sin caer en dictaduras?
El paradigma de Grecia y de Tsipras nos puede servir para plantear otros retos distintos y diversos a los que la socialdemocracia plantea. El engaño del referéndum y del propio liderazgo de Tsipras también. Pero todo parece indicar que tenemos que luchar y esforzarnos por encontrar otras soluciones y que la ruptura con este sistema es imprescindible.
Por Toni Roderic, Presidente de Los Verdes.
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