Si algo ha dejado en claro la crisis griega es el absoluto fracaso de la moneda única europea y de los planes para diluir este fracaso por parte de la troika. En este sentido Angela Merkel y Christine Lagarde son la crónica falaz de una Europa que no ha logrado afianzar los principios solidarios y camina directo al despeñadero. Tras cinco años de dimes y diretes en los que Grecia se ha humillado obedeciendo los dictados de Merkel y Lagardé, la situación griega es mucho peor que al principio y sin ninguna vía de salida. El 30 por ciento de la población griega vive en la miseria mientras el 20 por ciento de la población padece de hambre. La compra de alimentos ha caído en un 28,5 por ciento, y así y todo la troika quiere subir el iva a los alimentos. El desempleo se ubica en el 25 por ciento y llega al 60 por ciento entre los más jóvenes. Más de un millón de personas han perdido su trabajo en estos cinco años de sumisión a la dictadura de la troika. La tasa de suicidios ha aumentado un 45 por ciento, y la situación griega empeora minuto a minuto.
Los problemas de Grecia son de larga data y a lo largo de la crisis ni la troika ni Alemania han hecho algo para aliviarlos. Al contrario, las políticas implantadas desde 2010 solo buscaron aliviar la presión de la banca, agudizando los problemas sociales. Como hemos afirmado desde el estallido de la crisis, Grecia tiene una deuda que es matemáticamente impagable. De ahí que los planes para que Grecia pague su deuda no dejan de ser ingenuos, arrogantes e irrisorios. Merkel y Lagardé no solo han dado muestras de nulo humanismo e insano salvajismo, sino también de un avanzado desconocimiento en temas económicos. Ahora están dando muestras de que la democracia tampoco les interesa. Merkel cierra el puño y promete un golpe de estado contra el gobierno griego. Hoy no se requieren ejércitos para derrocar gobiernos. Basta con cerrar la Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA) del Banco Central Europeo.
El crimen se cometió en 2010
Desde el año 2010 el FMI y Alemania saben que Grecia nunca podrá pagar su deuda. Lo reconoció Phillipe Legrain, ex asesor del ex presidente de la UE, José Manuel Durao Barroso. Para Legrain, el crimen original fue cometido hace cinco años, cuando se hizo evidente que el país era insolvente; que a su deuda había que aplicarle amplios recortes, que el saldo final de la deuda debía reestructurarse totalmente, y que estas acciones no solo eran necesarias sino también justas porque los prestamistas habían incurrido en la imprudencia de riesgos excesivos. Sin embargo, Dominique Strauus-Kahn, a la sazón director del FMI, no quiso complicaciones y generó el mayor préstamo de la historia al país Heleno. Todos estaban subsumidos en la idea de que la crisis era temporal y tenía fácil solución. Strauss-Kahn no quiso complicaciones porque ansiaba convertirse en presidente de Francia, para lo que en 2010 tenía el camino despejado. Las palabras de Legrain han sido rescatadas por James Galbraith y Vicenç Navarro, y dan cuenta de tópicos hasta hoy desconocidos de la crisis del euro.
Esto indica que a cinco años de haberse esclarecido el crimen original de la economía Helena, que tuvo toda la complicidad de la banca europea, la troika no ha hecho nada para salir del pantano en que está sumergida. Solo ha sabido exigir austeridad, recortes y más austeridad, asfixiando al pueblo griego y sumergiéndolo en una recesión de largo alcance, con pérdidas que han debilitado todo el entorno europeo. Y todo, por rescatar a los bancos alemanes y franceses que fueron los que más especularon con los préstamos. La troika ha sometido a Grecia a la esclavitud de la deuda mediante el chantaje y la extorsión. Lejos de buscar el alivio, Merkel y Lagardé quieren exprimir al pueblo griego y ante este abuso se ha levantado Alexis Tsipras en su llamado a referéndum.
La Troika presiona al choque de fuerzas
La crisis en Grecia, después de años de austeridad y miseria, ha llegado a su punto de no retorno que pondrá en juego la peligrosa fuerza del poder económico de la troika, con la fuerza del pueblo griego que ya ha tenido suficiente castigo. La troika buscará destruir al gobierno de Syriza para dar una lección a todos los gobiernos que vayan en contra de sus dictados. El pueblo griego ha luchado heroicamente pero necesita un liderazgo claro y audaz sin las vacilaciones que hasta el momento ha tenido el gobierno de Tsipras. Pare Grecia, puede ser el mejor momento de abandonar su relación con la moneda única. Como indica Wolfgang Munchau en Financial Times (traducción aquí), a corto plazo los costos para Grecia sería enormes, mientras para el resto de Europa serían despreciables. Pero al largo plazo, la salida de Grecia de la moneda única permitiría al país superar la crisis demostrando y confirmando que "hay vida después del euro". Esto alentaría a otros países como Italia, España y Portugal, a salir de la moneda única desmembrando a una Europa que ha carecido de unidad, solidaridad y justicia social. Prueba de esto es el vergonzoso aumento de la desigualdad en los países europeos y el alto desempleo que ha llevado a la miseria a más de 30 millones de personas.
Las políticas de austeridad no han terminado con la crisis sino que la han profundizado. La experiencia de Grecia demuestra la lógica del sistema donde las grandes crisis terminan siendo transferencias de los trabajadores y las clases medias a los más ricos. La troika, en Grecia, no ha cesado de pedir recortes hasta asfixiar al país e inmovilizar al gobierno. Prueba de ello es que los pensionistas, que son la principal fuente de ingresos para casi la mitad de las familias griegas, han visto una caída del 61% en sus pagos de pensiones. Antes del estallido de la crisis en 2008 las pensiones griegas eran muy generosas. En algunos sectores, las pensiones podían ser el 100% del sueldo final, con algunos trabajadores que se jubilaban a los 50 años. Esto siempre lo supo la Unión Europea y el FMI. Asi como también se sabía que más del 20 por ciento de los griegos son mayores de 65 años, el promedio de edad más alto de Europa. Esto era así cuando Grecia entró al euro, y nadie puso reparos. Tras el estallido de la crisis la "generosidad" de las pensiones se ha revertido en forma brutal y las pensiones son hoy un tercio de lo que eran hace ocho años. Así y todo, una de la imposiciones de la troika a Grecia la semana pasada era por aplicar nuevas reducciones a las pensiones.
Destrucción de la salud y el sector público
Si el tema de las pensiones es relevante es porque casi la mitad de los pensionistas viven por debajo de la línea de la pobreza, con menos de 665 euros al mes. La pobreza alimentaria está empeorando la salud de las personas y la tasa de muerte fetal ha llegado al 21% mientras la mortalidad infantil ha aumentado en un 45 por ciento. Las tasas de tuberculosis se han duplicado mientras la malaria ha resurgido después de casi medio siglo de haber sido erradicada del país. Como la atención de salud es financiada por el seguro de trabajo, cuando las personas pierden su trabajo también pierden su atención médica. Los recortes presupuestarios en la financiación estatal han obligado al cierre de hospitales y esto ha destruido la asistencia sanitaria y la economía de los servicios de salud. Miles de médicos han abandonado el país y los que siguen reciben un sueldo de unos 12.000 euros al año. Muchas de las clínicas y hospitales ahora dependen de voluntarios y médicos que trabajan a cambio de nada. Pero necesitan insumos y equipamiento de los que Grecia carece.
Esta forma de destrucción del sector público fue implantada en Grecia por el Fondo Monetario Internacional y seguida a pie juntillas por los gobiernos de Papandreu, Papademos y Samaras. Estos gobiernos, que contaban con el beneplácito de la troika (Papademos fue impuesto por Ángela Merkel), mantuvieron la senda de la corrupción en los altos niveles con el clientelismo político y los sobornos para ocultar el descontento social. Ni en Papandreu ni en Papademos ni en Samaras hubo signos veraces de modernización y justicia social, solo devastación y barbarie… avalados por la troika y Jean Claude Juncker que este lunes tuvo el cinismo de decir que "La UE jamás ha pedido a Grecia reducir sus pensiones". Pero la realidad, aunque pese a Juncker y su mala memoria, es que ahora Grecia vive de los comedores sociales y de las clínicas de caridad.
Los cambios que el mundo necesita
Por eso llegó Syriza al poder en enero de 2015, un gobierno enfocado en realizar los cambios que Grecia necesita, no para satisfacer los deseos de la UE, sino las necesidades de su propio pueblo. Alexis Tsipras, el primer ministro griego, desde un principio dijo que "No está en nuestros planes abandonar el euro", dado que éste es un tema que, al menos en el corto plazo, provocaría un pánico innecesario en Europa que podría revivir la escalada de colapsos financieros desatada tras la quiebra de Lehman Brothers. Este punto, sin embargo, no lo toma en cuenta la Troika, que apuesta sin más por presionar a Grecia y mostrar a todo el mundo su barbarie política y económica.
Sin embargo, desde la llegada de Syriza Grecia sufre una asfixia económica sin precedentes por parte del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de doblegar el interés del Gobierno de poner fin a la austeridad y restaurar la prosperidad y la justicia social en el país. La troika exigió a Grecia el respeto de los acuerdos que tomaron los gobiernos anteriores, cuyas políticas económicamente ineficaces y socialmente desastrosas fueron rechazadas mayoritariamente por el pueblo griego, que decidió votar por Syriza en enero de este año. De ganar el "NO" (OXi, en griego), en el referendo de este domingo, Grecia dará un golpe frontal a las devastadoras y brutales políticas implantadas por Ángela Merkel y Christine Lagardé.
Marco Antonio Moreno – Consejo Científico de ATTAC España
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