A Provi Morillas le regalaron su primera cámara de fotos para la comunión. Su padre se aficionó a la fotografía, al revelado analógico, y Provi recuerda cómo ella misma movía las cubetas y contaba los minutos. Desde entonces se apasionó por detener el tiempo, aunque sea algo irreal. Por captar el alma de las personas, en los retratos, o de las historias, en los reportajes. Fue de las últimas en incorporarse al colectivo de fotoperiodistas valencianas Dones Objectives, que acaba de cerrar la muestra 'Diverses'. La exposición viajará, aunque todavía no se puede desvelar el destino. Su mujer objetiva fue Paca, un ama de casa. "En realidad, con su historia he retratado también al resto de mujeres, porque todas somos un poco amas de casa". Y eso no es justo, como tampoco es justo que se abuse más de 'las' que de 'los' fotoperiodistas. También en su campo, hay desigualdad.
Provi aprendió al principio con Pedro Pablo Hernández, un ex bailarín especializado en fotografía de teatro y danza. Tras unos años junto a este "mago de la diapositiva", empezó a volar por su cuenta y acabó en la edición del Camp de Morvedre de 'Levante-EMV', después de un paso por 'España Directo', trabajos por su cuenta, e incluso tareas de foto fija junto a Bigas Luna. Hoy reivindica el papel de los fotoperiodistas en los medios, contra los recortes de plantilla y las manipulaciones de los gabinetes de prensa de empresas e instituciones.

¿Por qué un interés tan temprano por la fotografía?

Me regalaron mi primera cámara para la comunión, y ahí empezó todo. Siempre me ha fascinado la fotografía. Me fascina la falsedad de la detención del tiempo. Es mentira, no existe.

El movimiento tampoco es toda la verdad pero ¿ves la foto más superficial?

No, qué va. Cuando retratas a alguien tienes que pillar el alma de esa persona. Pero es como una ilusión que tenemos todos de detener el tiempo. Ahora eso ha degenerado. Todos queremos mostrar nuestra vida, cómo somos. Y a veces es verdad, y a veces es mentira. Tú puedes estar haciéndote un autorretrato, que ahora se llama 'selfie', con una sonrisa, pero por dentro puedes estar muriéndote de pena. A mí siempre me ha fascinado captar el momento, la luz. Igual que un olor te puede transportar en la memoria, una luz también puede evocarte un recuerdo, un momento determinado. Eso es un poco lo que yo busco siempre en la fotografía.

Entonces, ¿lo de fotoperiodista es un poco alimenticio?

¿Alimenticio? (sonríe) Si te dijera lo que pagan, te reirías. Empecé porque hacía muchos eventos, a través de la regiduría del teatro. El teatro me ha dado un montón. He podido estar haciendo fotos para mí por gusto, y eso te da cierta soltura. El tema del periodismo es incluso anterior a mi etapa en 'España Directo', porque en el periódico empecé por hacerle un favor a un amigo que se iba al FIB, y me quedé. Él se fue al 'ABC', y yo me quedé.

¿Hay mucho cambio entre fotografiar teatro y retratar la actualidad? ¿Te gusta?

A mí me encanta. Ahora me he hecho una yonki de la actualidad.

¿Qué tiene, que engancha tanto?

Engancha porque quiero mostrar las cosas como son sin manipular. Que luego muchas veces no te dejan, eso es una realidad. Tú pones la imagen y el que escribe le da el enfoque que quiere. Y ahí volvemos a que una imagen te puede estar mintiendo. No la imagen, la imagen no miente. Pero el periodista puede decir algo de la imagen que no es. El fotógrafo de prensa, que está en vías de extinción, es muy necesario. Pero ha de mostrar lo que hay. Cuando tú haces una foto, tu mirada es subjetiva, siempre.

¿Cómo es la situación de las mujeres fotoperiodistas?

Está mal. Cuando hay un incidente con un fotógrafo, es mucho más probable que te pase a ti como mujer que a un hombre. Las mujeres lo tenemos mal en muchos aspectos.

¿Es más fácil abusar de vosotras?

Sí, incluso tratarte un poco mal, de manera irrespetuosa.

¿Cómo veis las fotógrafas toda la eclosión de las imágenes en redes sociales?

Pienso que la gente que manda al periódico una a foto hecha con su móvil, que puede hacer mejores fotos que una cámara profesional, busca un minuto de gloria. Y lo que está haciendo es cargarse una profesión. ¿Qué pensaría un mecánico que manda una foto a un periódico si yo fuese a ofrecerme a trabajar gratis a su sector? La clave también está en que los propios medios de comunicación se aprovechan de esa explosión de la imagen, de ese exhibicionismo que todo el mundo tiene en las redes sociales, para desatender a los fotógrafos de prensa. De hecho hay periódicos que ya pasan mucho de los fotógrafos. Que mandan al propio periodista con una cámara pequeña o a hacer una foto con el móvil. Después está el tema de los gabinetes de prensa de los ayuntamientos. Eso es una manipulación máxima. Te mandan una foto y el medio no envía ni periodista a la rueda de prensa, ni mucho menos fotógrafo, porque ya tiene el gabinete un Iphone para mandar una foto de buena calidad al periódico. Entonces sacan lo que ellos quieren sacar, y se pierde el periodismo verdadero. Como documento, la fotografía es imprescindible para poder escribir la historia.

Tal vez una salida al fotoperiodismo sea un tratamiento más pausado, los reportajes en profundidad, trabajos largos…

Eso, actualmente, lo único que te lo pueden dar son los semanales. Ahora estoy ayudando de forma altruista a una chica para hacer un reportaje sobre Benimaclet, por ejemplo.

¿Será difícil venderlo después?

Yo creo que no. Revistas como 360 Grados están muy bien. Es curioso que la gente que estudia periodismo sí quiere ese tipo de periodismo. A mí lo que más me gusta es cuando me hacen un encargo de ese tipo. Y creo que es lo que hemos conseguido con 'Diverses', es una pasada. No hemos ganado nada. Ganas, por ejemplo yo, a nivel personal, haber expuesto en La Nau, implicarte en la lucha por la igualdad. No en un feminismo que sea lo contrario al machismo. Yo creo en la igualdad porque me han criado en igualdad. La desigualdad existe, es una realidad. Las mujeres no llegamos a los sitios de máxima responsabilidad en las empresas, no cobramos el mismo salario. Tú vas ahora a una entrevista de trabajo, y nadie te pregunta si tienes hijos. A mí me preguntan cuántos años tienen y, cuando eres más joven, quieren saber si eres madre o si lo tienes planeado. Incluso tu entorno se cuestiona cómo puedes dejar a tus hijos por un trabajo, cuando eso a un tío nunca se le discute.

¿Cómo te planteaste tu aportación a 'Diverses? ¿Es difícil hacer un reportaje sobre un ama de casa?

Un ama de casa lo es 24 horas al día, 365 días al año. Lo que hice fue pasar mucho tiempo primero con ella, sin la cámara. Es mi forma de funcionar, al principio no utilizo la cámara. Y al segundo o tercer día de habernos visto, cogería la cámara hasta el punto de que tú lo veas normal.

En esos días sin cámara, ¿haces fotos con la cabeza?

No. Hablo con ella, la conozco. Antes de hacer el ama de casa, intenté irme por el tema del transgénero, quería hacer un transexual. Pero a parte de que estaba muy de moda, me encontré con que no era fácil, no vi lo que buscaba. Decidí que no, y pensé en que ninguna mujer dirige un servicio o una planta entera de un hospital. Me puse en contacto con la primera mujer en toda Europa que es jefa del servicio quirúrgico, la de La Fe. Pero esa mujer no tenía un reportaje, era ya una burócrata. Estuve cuatro días con ella, y nos hemos hecho amigas. Pero nunca le he hecho una foto. Mira, gracias a ella no fumo. Y luego pensé en el ama de casa. Es un trabajo rutinario pero, al mismo tiempo, muy creativo. Me centré en la colada, porque era la repetición del día. Como ama de casa, antes de levantarte ya estás pensando si hay que poner la lavadora, tender, si llueve, si hay comida en la nevera, qué vas a hacer para comer, hasta la comida del perro. Siempre es igual. Y descubrí muchas cosas, de una mujer que tiene seis hijos, que ha trabajado fuera de casa, que hace intercambio con las vecinas, a las que peina a cambio de que le cosan algo de ropa. Eso es admirable. Y pasa sobre todo entre las mujeres. Son como las manadas de felinos, que compartes muchas cosas con otra de su especie. Después pensé también que todas las mujeres, al menos yo lo veo así, son amas de casa, todas las de la exposición. Mis fotografías creo que las muestran a todas, por eso yo elegí que no se viera prácticamente la cara. Porque es un homenaje a todas las amas de casa.

¿Cómo surge 'Dones objectives'?

Pues alguien, ahora no sé decirte quién, lo pensó. Otra compañera, Almudena, y yo, nos incorporamos las últimas. Hicieron un primer proyecto que fue 'DonesxDones' en el Mercado Central de Valencia, con muchas ganas y energía. Sabiendo que nadie iba a obtener beneficios, quitando los intelectuales y la satisfacción particular que te pudiera aportar. Es muy enriquecedor juntarnos las 11 y compartir experiencias e inquietudes.

¿Qué retorno habéis tenido?

Ha sido una pasada para todas. Todas hemos establecido con las protagonistas de los reportajes una relación que va a ser para siempre. Hemos aprendido mucho, nos hemos implicado emocionalmente con las protagonistas. Por ejemplo Marga Ferrer, que para mí ha hecho un reportaje de los mejores. Ella ha vivido todo el desahucio de la protagonista. Es un reportaje de verdad. No es que los demás no lo sean, pero ése es especial. Creo que tenemos que continuar con el blog en la web, porque nos hemos dado cuenta que a mucha gente le interesa lo que les contamos con nuestras imágenes.

¿Crees que es diferente la mirada de un fotoperiodista respecto a la de una fotoperiodista?

No. Y algunas de mis compañeras me dirán que estoy equivocada.

¿No hay una mirada femenina a través de una cámara?

Hombre, hay una sensibilidad distinta. Pero técnicamente trabajamos igual. Luego está la mirada de cada uno. En el caso de 'Diverses' puede haber una empatía con el género que estás retratando. Pero si vamos a fotografiar a uno que han detenido por matar a su vecino, tú y yo vamos a hacer la misma foto. Pero es lo mismo que pasa si le haces un reportaje, por ejemplo, a un primo tuyo que tiene cáncer. Tú te vas a implicar emocionalmente. Cuando tú estás retratando a otra mujer, tu mirada sí que puede ser femenina, más femenina. Porque eres igual.

Se trata de compartir más cosas con la protagonista.

Es que yo no creo que haya una mirada fotográfica, sino una historia que contar. A lo mejor en mi caso, por el hecho de que he fotografiado a un ama de casa y que yo he sido también ama de casa, influye. Yo no he sido camionera, por ejemplo. No he sido violinista.

¿Cuándo eres feliz con una cámara?

Cuando me hago invisible. Ese momento en que siento que nadie me ve, que me doy cuenta de que nadie nota que estoy ahí, pero estoy, haciendo fotos. Y eso me pasa. Pasa cuando es tan natural estar hablando conmigo como que te esté haciendo fotos.
Guillem Sanchis des dels amics de Nonada.es
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