La Coordinadora se manifiesta sorprendida por las declaraciones de R. Barberá sobre 'la contaminación lumínica' La Coordinadora se manifiesta sorprendida por las declaraciones de R. Barberá sobre 'la contaminación lumínica'
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La Coordinadora se manifiesta sorprendida por las declaraciones de R. Barberá sobre 'la contaminación lumínica'

La Coordinadora en Defensa de los Bosques del Turia desde el año 2007 viene denunciando el exceso de luz que afecta al Parque Natural del Turia. Además, durante los tres últimos años ha impartido más de veinte charlas informativas en diferentes municipios de la Comunidad Valenciana y forma parte de la asociación, de ámbito nacional, denominada Cel Fosc.

Ante afirmaciones como las aparecidas en la prensa el miércoles 10 de septiembre “En Valencia no existe la Contaminación lumínica” o  que “Barberá negó que haya Contaminación lumínica”, da pié a pensar que nuestros gobernantes no pueden abrir los ojos por el exceso de iluminación que evita que vean el problema de la contaminación lumínica; o lo que es más grave, nuestros políticos no quieren ver el problema,  viven en otra dimensión.

No dudamos que nuestra Alcaldesa, como primera autoridad municipal, habrá visitado numerosa ciudades centro europeas o nórdicas, con un poder económico, probablemente superior al de la ciudad de Valencia, y sin embargo con criterios mas razonables de iluminación, tanto para favorecer el medio ambiente, como para no perjudicar ni la salud ni los bolsillos de sus propios ciudadanos.

No es posible regirse únicamente con el criterio de ahorro energético, que se podría mejorar si se eliminaran farolas. En la ciudad de Valencia hay una cantidad desmesurada de puntos de luz, 100000 farolas frente a las 120000 de la ciudad de Buenos Aires. Este número excesivo de farolas conlleva un consumo energético descomunal de más de diez millones de euros anuales, más el coste de mantenimiento de las mismas. ¿Realmente los ciudadanos de Valencia se merecen pagar este exceso?

La ciudad de Valencia tiene el dudoso honor de ser una de las ciudades con mayor contaminación lumínica del mundo. A parte de la pérdida cultural del cielo nocturno, el origen del pensamiento, la filosofía, las matemáticas o la física, ¿Cuántos niños de la ciudad de Valencia han visto la vía láctea?, la contaminación lumínica afecta al medio ambiente modificando el comportamiento de los seres vivos; y las personas, como seres vivos que somos, también estamos afectados por la luz nocturna.

Cuando dormimos en oscuridad, nuestro cerebro da la orden de producir una hormona, la melatonina, que nos ayuda a regenerar el cuerpo de los agentes tóxicos y oxidantes que hemos recibido durante el día. La luz nocturna inhibe la producción de esta hormona. Este efecto es infinitamente superior cuando la iluminación es de color blanco. La luz blanca es una mezcla de colores, y en toda la luz blanca el componente de color azul es importante.  Desafortunadamente, el color azul de la luz es el que afecta en mayor medida a la hormona melatonina y la destruye con mayor eficacia.

Concluyendo, la declaración “En Valencia no existe la Contaminación lumínica” niega lo evidente. La Coordinadora en este escrito ha presentado algunos ejemplos reales y la incuestionable contaminación lumínica que sufren los ciudadanos de la ciudad de Valencia y su área metropolitana, se verá ampliada si el color de la luz cambia de amarillo a blanco.




Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

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