Microteatre en Russafa, el tamaño importa... pero poco Microteatre en Russafa, el tamaño importa... pero poco
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Microteatre en Russafa, el tamaño importa... pero poco


¿Qué pueden hacer 15 personas durante 15 minutos dentro de una habitación de 15 metros cuadrados? Dependiendo de la hora, pueden estar participando de una reunión del hampa, asistiendo a una entrevista de trabajo o alquilando un piso para vacaciones. Y también, por supuesto, pueden estar yendo al teatro. Todo es posible y nunca el tamaño fue tan poco importante.

Atravesando el telón se accede a las diferentes microsalas de teatro. Foto: Microteatre.

Es sábado por la tarde y recorro la calle Cádiz del barrio de Russafa de Valencia a la caza del número 59. No sé muy bien qué es lo que busco ni qué aspecto tiene el local, únicamente me han dicho que es una nueva sala de teatro que acaba de abrir hace unos días y se le conoce como Microteatre.
Aunque el cartel de la entrada me indica que ya he llegado, todavía no acabo de entender muy bien de qué va todo esto. A simple vista parece uno más de los locales de copas y cerveceo del barrio pero, como en las buenas películas de gangsters, lo verdaderamente emocionante está en la trastienda.
El ambiente recuerda mucho al del foyer de un teatro. Hay corrillos de gente de todo tipo que no se sabe muy bien si están discutiendo sobre lo que van a ver, si comentan anécdotas sobre lo que han visto o si simplemente pasaban por allí y curiosean sobre qué se puede ver ahí dentro.
El germen del microteatro comenzó en 2009 con pequeñas representaciones para seis personas en las habitaciones de un antiguo prostíbulo de Madrid
A mi me han dicho que allí se hacía teatro y eso es lo que he venido a ver, así que continúo hacia el fondo del local y las cosas empiezan a cobrar sentido. En una de las paredes, justo al final de la barra, descubro un telón rojo, aunque no tiene pinta que por allí vaya a salir nadie a actuar, sino más bien todo lo contrario. Una pantalla que pende del techo, similar a las de los multicines, muestra el programa disponible para hoy y el precio de las entradas, tres euros y medio.
Pido una caña y una entrada para la función que comience primero. “La sala 4, dentro de dos minutos, la bebida puedes meterla dentro”, me dicen en la caja. Así que exactamente a los dos minutos suena una campanilla, se abre el telón y la acomodadora nos invita a atravesarlo: a la caña, a mi y a 14 personas más.
Sala1.Hard Work, Sala2.Cómete el cactus, Sala3. Walter Ego, Sala4. Una bala para Morindan.




Un universo tras el telón

 

A partir de este momento accedemos a un corredor y cambia la atmósfera de todo. ¿Hay algo más evocador que un largo pasillo lleno de puertas cerradas? ¿Qué pasará tras cada una de ellas? Tras indicarnos cuál es la nuestra, la abrimos y entramos en la sala. Allí, perfilados por una luz tenue nos esperan dos gángsters de los años 20. Bajo su atenta mirada nos sentamos a su lado en diminutos taburetes y se cierra la puerta. La habitación es minúscula (he estado en cuartos de baño mucho más grandes que la sala) y con tan solo alargar la mano podrías coger la pistola que hay sobre la mesa. Nos miramos los unos a los otros, los miramos a ellos y en cuanto se ponen a hablar comienza la magia del teatro.
La experiencia dura un cuarto de hora, pero es tiempo suficiente para sumergirse en una historia que tiene su inicio, su trama y su desenlace, con espacio incluso para los giros argumentales, la sorpresa y la reflexión. Finalmente la luz se apaga y cuando vuelve la claridad ya no hay gangsters, sino dos actores que se llaman Alejandro Mompó y John Montoya. En ese momento la duda me asalta y no sé muy bien cuál es el protocolo. La obra me ha gustado pero ¿debería aplaudir, les comento mis impresiones, o agacho la cabeza y me voy de allí discretamente?.
Es extraño aplaudirle a alguien que está a un palmo de ti, pero a la vez es una experiencia muy entrañable.
Afortunadamente alguien toma la iniciativa y empiezan los aplausos. Es extraño aplaudirle a alguien que está a un palmo de ti, pero a la vez es una experiencia muy entrañable. Ellos mismos se encargan de romper el hielo y nos preguntan qué nos ha parecido. ¡Cuántas veces me hubiera gustado tener delante al actor que interpreta una obra para poder preguntarle todo lo que se me había escapado! Después de charlar un poquito con ellos desandamos el camino: puerta, pasillo, telón y ya estamos de nuevo en el bar.
Me pido otra caña y me siento a anotar todo esto en una de las mesas. Sin embargo no puedo dejar de mirar de reojo a la pantalla con los horarios. Creo que esto es adictivo, así que vuelvo a coger el vaso y saco otra entrada. “¿Para qué sala?”, me vuelven a preguntar. Quiero dejarme sorprender de nuevo, así que “¡Para la que vuelva a empezar primero!”.




Interior de Microteatre València.

Un proyecto vivo


Aunque ya se habían realizado experiencias parecidas en la ciudad, Microteatre es la primera sala con una programación estable dedicada a obras de teatro de formato reducido. El realizador Miguel Alcantudha sido una de las cabezas visibles de este proyecto que, junto con una treintena de socios, acaba de echar a andar este mes de enero.
Este concepto se inició en 2009 en Madrid, con la programación durante dos semanas de pequeñas piezas teatrales para un público de 6 personas en las habitaciones de un antiguo prostíbulo. El formato funcionó con éxito dando lugar a la creación de proyectos de microteatro estable en diferentes ciudades, a las que ahora, se une Valencia.
El microteatro es al teatro lo que el cortometraje es al largometraje. Con esta analogía podría sintetizarse la esencia de este formato. Cada mes se representan 8 obras teatrales distintas de miércoles a Domingo con dos horarios diferenciados e ininterrumpidos: sesión de tarde y sesión golfa.
Las obras son inéditas y deben cumplir unos requisitos: No deben durar más de 15 minutos, deben estar creadas a propósito para ser representadas en Microteatre y deben girar todas en torno a un tema que va cambiando cada mes. Además están vetadas todas aquellas piezas que no sean teatrales propiamente dichas (como por ejemplo un monólogo tipo ‘Club de la comedia’).
* Autor Toni Esteve, desde nuestros amigos de nonada.es
Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

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