La independencia, instrucciones de uso por los colegas de nonada

"Catalunya, triunfante, volverá a ser rica y plena! ¡Atrás esta gente, tan ufana y tan soberbia!". Foto: Albert Gea.



Antes de nada habría que aclarar eso de "complicadísimas". Porque complicado puede significar "muy difícil"; y en algunos casos, "prácticamente inviable". Al menos sobre el papel. En el primer grupo podrían englobarse territorios ocupados como el Sáhara Occidental o Palestina. Y en el segundo las denominadas "nacionalidades históricas", que incluyen aquellos territorios con una identidad colectiva, lingüística y/o cultural diferenciada del resto del estado nación al que pertenecen. Como Flandes, el País Vasco, Escocia o Catalunya.

¿La diferencia? Según Joaquín Marco, profesor de Derecho Constitucional y vicedecano de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, es que el segundo grupo no tiene la consideración de territorio colonial administrado por una potencia imperialista. En este caso, el término de "principio de autodeterminación" sería un eufemismo. Jurídicamente hablando, claro. Ya que la autodeterminación se realizaría periódicamente "en el propio territorio por medio de las elecciones autonómicas, en las que se manifiesta su capacidad de decisión". Otro importante escollo es que forman parte de una unidad territorial cuya constitución no contempla ningún mecanismo independentista.

Entonces, la independencia, ¿es imposible? No todos los juristas lo tienen tan claro. Sobre todo, si se diese la situación de que la mayor parte de una población así lo manifestase, y pudiese realizarse algún tipo de negociación. En este supuesto, se pondría sobre la mesa otro concepto esquivo: el de soberanía popular.

Lo evidente es que no existe una hoja de ruta o modelo único. Tomando el caso catalán, la principal traba es que el marco jurídico español no lo recoge. "No hay itinerario diseñado porque la Constitución no lo prevé. Si hay una guía, ésta debería elaborarse sobre la marcha", señala Marco. Por lo que no se trataría tanto de principios jurídicos como de "argumentos políticos", y es a los propios políticos a los que habría que preguntar.

Reforma a la española

Hay cuatro partidos que concurren a las elecciones catalanas que incluyen en sus programas electorales la creación de un estado independiente. Tres de ellos, Convergencia i Unió (CiU), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Candidatura d'Unitat Popular (CUP) como primer punto programático. Y un último, Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), que dentro de un apartado llamado 'La Llibertat de Decidir' propone además una vía federal o confederal. Los tres últimos sostienen la apertura de un proceso constituyente, así como la celebración de un referéndum.

"¡Yo soy español, español, español!". Foto: Andrea Comas.

ERC es el único que incluye el término "hoja de ruta". En éste se establece que la celebración del referéndum se realizaría "en el marco de la legislación española vigente". Es decir, en el de la Constitución. ¿Y qué establece el marco constitucional? Pocas oportunidades de democracia directa. Una consulta vinculante sólo podría realizarse en todo el Estado español y tendría que ser aprobada por el Congreso. Es más, el texto reconoce las nacionalidades, pero no prevé la independencia. Así lo recoge el famoso Artículo 2 del Título Preliminar, que habla de "la indisoluble unidad de la Nación española". ¿Y qué significa que forme parte del Título Preliminar? Que su modificación exige algo conocido como Reforma Agravada. Otro eufemismo. El del "más difícil todavía".

Para conseguir la independencia dentro del marco legislativo español, éste tendría que modificarse. Y para modificarse deberían seguirse los siguiente pasos: mandar el proyecto al Parlamento español, donde debería aprobarse por mayoría de dos tercios en ambas cámaras; se disolverían las Cortes; se convocarían elecciones; las nuevas Cortes deberían ratificar la decisión y aprobar el nuevo texto constitucional, que debería ser aprobado otra vez por mayoría de dos tercios; y finalmente se sometería a referéndum en todo el estado español. En resumen: pocas expectativas y a muy largo plazo. Así que ERC matiza esta opción y establece que si ésta es "interpretada contrariamente al principio democrático, se procederá a apelar al derecho internacional". Con lo que, ¿se convocaría una consulta de manera unilateral?

"¡Oh Kosovo! ¡Oh querida madretierra!". Foto: Georgi Licovski.

Secesión a lo kosovar

Para una declaración unilateral sí que existe un modelo reciente. Aunque con ciertas peculiaridades: el de la República de Kosovo, que declaró su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008. Lo característico de este proceso es que lo hizo tras un periodo de guerra y que estaba desde 1999 bajo administración de una misión provisional de Naciones Unidas.

¿Impensable? Ni mucho menos. Supone el último recurso de casi todas las propuestas electorales. Incluso algunas declaraciones de miembros del ejecutivo de CIU parecen apuntar a esta posibilidad. Aunque no venga en su programa, que por no hablar, no habla ni de independencia, sino de "transición nacional".

Lo interesante de este modelo es, sin embargo, que pone de relieve una de las principales dificultades que haría frente el nuevo estado catalán: el del reconocimiento internacional. Todos los partidos, excepto CUP, son tajantes al respecto. Una vez conseguida la independencia el siguiente paso sería permanecer en el marco de la Unión Europea (UE).

En este sentido, Kosovo contó desde el principio con el apoyo de Estados Unidos y de la mayor parte de los integrantes de la Unión Europea. Lo que no ha evitado que sólo sea reconocido por 92 de los 193 miembros de Naciones Unidas. Esto ha imposibilitado la entrada en esta organización (por el veto ruso, aliado de Serbia) e imposibilita su acceso a la propia UE, que exige la unanimidad.

Este sería un argumento para aquellos que ven inviable una secesión catalana sin llegar a un acuerdo con el estado español: su expulsión inmediata de la UE. Situación más que probable debido a que podría vetar su entrada España que, por cierto, tampoco reconoce a Kosovo.

"¡Flor de Escocia, cuándo volveremos a ver otros iguales!".

Referéndum a la escocesa

Pero, ¿existe una vía intermedia? Tal vez: la solución escocesa. Así lo recoge el programa de ICV, que se apoya en este ejemplo para proponer otro modelo. Sería el de "reconstruir el pacto constitucional" sobre una base federal o confederal, y propone un pacto entre el gobierno español y el catalán.

Escocia, como Catalunya, no cuenta con la competencia de convocar referéndums. Sin embargo, ha llegado a un acuerdo con el Parlamento Británico para celebrar una consulta sobre la independencia antes de 2014. Esto facilitaría las cosas. Ya que las encuestas muestran que una gran mayoría de los catalanes están a favor de celebrar dicho referéndum. Incluso el PSC estaría de acuerdo, si éste fuese legal.

Sin embargo, ¿hasta qué punto esta fórmula es efectiva?. Lluis Sales, miembro de la CUP, es muy tajante al respecto. Más allá de la consulta, lo que propone el Gobierno escocés de Salmond son estructuras compartidas, como la política monetaria. Por lo que la fórmula supone que, "al final Escocia, pueda no llegar a tener una independencia plena".

"¡Los mil años de Islandia! ¡Los mil años de Islandia!". Foto: Kjartan Þorbjörnsson.

Regeneración a la islandesa

Para la CUP existiría otro modelo: el de Islandia, que en el año 2009 abrió un proceso constituyente. Pero, ¿Islandia? ¿un modelo de independencia?. Según Sales, lo importante de esta vía sería que "rellena de contenido dicha independencia política".

La propuesta no debería extrañar, teniendo en cuenta el origen asambleario y de democracia directa de la CUP, que se presenta por primera vez a unas elecciones autonómicas. Otras particularidades de su programa es que es el único que cuestiona la pertenencia a la Unión Europea. No circunscribe el autogobierno a Catalunya, sino a Països Catalans. Y su propia heterogeneidad, ya que a pesar de su programa, incluye también posiciones no independentistas.

Pero lo realmente interesante de esta formación es que habría "distorsionado la agenda de campaña del resto de formaciones". Esta es la opinión de Roger Palà, periodista catalán y uno de los impulsores del observatorio crítico Mèdia.cat. La CUP sería, en este sentido, "el primer partido postindependentista de la historia del independentismo". Ya que reúne los dos discursos, el social y el nacional, disociados por CiU durante la campaña.

"Se ha hablado mucho del tema nacional, pero se ha dejado de lado la cuestión social", señala Roger. Una situación que apunta en su artículo 'El frau de primer l'independencia'. En este sentido, la postura oficial del catalanismo durante los últimos años ha sido el de aparcar diferencias ideológicas en pos del independentismo. Con la consiguiente desarticulación ideológica de la izquierda y la ausencia en el debate sobre qué tipo de estado independiente llegaría a constituirse. ¿Un estado social como Suecia o un paraíso fiscal como Andorra?.

Autor: GUILLERMO ROQUÉS en