Julio, agosto y septiembre son meses clave para el sector de la papelería y el texto. Luchan con uñas y dientes contra los precios de los grandes almacenes, pero desde hace unos años tienen nueva competencia: la distribución de libros y material escolar por parte de algunos colegios a precios con los que no se puede competir.
Una vez terminado el colegio, la mayoría de padres y madres salen de los centros con la lista de libros para el siguiente curso buscando el sitio apropiado para hacer la compra del año. Lo interesante de este proceso es la historia que hay detrás de cada una de estas listas. Esto parecería la tónica habitual, pero cada año padres, madres, colegios, pequeños y grandes establecimientos se enzarzan en una batalla que la mayoría de veces termina por desfavorecer sólo a una de las partes. Entre otras muchas cosas, el pequeño comercio tiene que luchar contra los precios de los grandes almacenes, el poco margen de beneficio y, ahora, con nuevos actores.
Entrando en una pequeña papelería de Valencia se escuchan las quejas: no entienden cómo las grandes superficies pueden poner esos precios porque todos los comercios terminan comprando en las mismas distribuidoras. Pero al estupor de todos los años, esta 'vuelta al cole' añade la subida del IVA. Aunque sólo afecta al material escolar (los libros no han visto modificado el IVA), el alza de su precio viene acompañado al que sufren los textos todos los años, entre 50 céntimos y dos euros por ejemplar, lo que implica una subida del precio de la lista completa.
"Cada año es más difícil poder hacer frente a la campaña de libros. Entre los grandes almacenes que hinchan los precios y las AMPA (Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos), que llevan tiempo haciendo incluso descuentos que no se llegan a entender, facilitan que el pequeño comercio llegue a preocuparse por la situación. Además este año algunos centros se han tomado la libertad incluso de poner a la venta material escolar, y frente a eso, ¿qué podemos hacer?", se quejan desde la pequeña librería. Desde FAPA-Valencia, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de la provincia (que aglutina a más de 600 AMPAs y APAs federadas), aclaran que cuando las asociaciones "reciben de los padres el dinero para comprar los libros, y tras haberlos adquirido, los distribuyen y no realizan ninguna actividad comercial, ni ninguna compraventa", aunque también advierten de que deben "expedir a cada padre o madre un recibo donde indique que la asociación ha recibido una cantidad concreta de euros para la compra de los libros y material escolar de su hijo".
Frente a esto, papelerías y librerías se sienten impotentes, "porque, además, la mayoría de estas asociaciones no tienen ningún tipo de licencia ni de papelería y tampoco de librería. Además, no pagan ningún tipo de impuestos mientras que nosotros tenemos que llevarlo todo al día". Sin embargo, FAPA-Valencia mantiene la postura de que ellos "sólo se encargan de distribuir y no existe ningún tipo de contrato de compraventa entre el AMPA y los padres, por lo que no existe lucro en esa actividad". Además, recomienda a los libreros que deberían preocuparse "más por el banco de libros", un nuevo proyecto auspiciado por la Conselleria de Educación y que busca ordenar la reutilización de libros de texto.
Nos son las únicas quejas de los libreros. Cada uno tiene más de un caso práctico que le afecta. Entrando en otro librería de la zona de Valencia nos asalta otro problema: "hay distribuidoras de libros que no distribuyen a particulares ni a AMPAs, pero en cambio hay otras distribuidoras de Valencia que sí distribuyen directamente a los colegios y a las AMPAs. No nos explicamos la razón, porque el pequeño comercio, para poder comprar este género, debe entregar documentos que nos acrediten" como tal y las asociaciones no disponen de este tipo de permisos.
"Ahora los centros se dedican también a vender material escolar y esto al final nos perjudica, porque de esta manera los pequeños comercios no podemos llegar a tener empleados" ni siquiera en la camapaña de vuelta al cole, fuerte en época de bonanza, tal y como señalan desde una papelería de una localidad del cinturón valenciano.
Por el momento, los libreros se quejan de la inoperancia de la Conselleria de Educación. El Gremi de Llibrers de Valencia ha denunciado esta situación en campañas anteriores, pero la suerte no les ha acompañado. De momento, no han encontrado apoyo en la Administración, aunque avanzan que no van a dejar de lado esta causa.
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